
Los primitivos habitantes de La Palma llamaban a la isla "Benahoare" (mi tierra) y estaba dividida en 12 cantones o señoríos, gobernados cada uno por un mencey.
Los primeros datos sobre La Palma son del siglo XV.
Aunque faltan datos concretos al respecto, se calcula que la población en ese momento, podía oscilar en torno a los 4.000 habitantes.
Los aborígenes vivían fundamentalmente del pastoreo de cabras, ovejas y cerdos, y recolectaban frutos y raíces con los que elaboraban una especie de harina a la que llamaban "gofio", hecha con raíces de helecho y amagantes, que tostaban y molían.

Al cantón correspondiente a La Caldera lo llamaban "Aceró", que quiere decir "lugar fuerte e invulnerable", y su mencey se llamaba Tanausú.
Para algunos hablar de La Caldera de Taburiente puede resultar absolutamente extraño, para otros el parque de La Caldera es uno de los espacios naturales más asombrosos y deseados de cuantos puedan convertirse en destino del viajero.

En los últimos diez años el Parlamento Canario ha instituido más de una docena de parques naturales en la isla de La Palma.
De entre todos ellos destaca por méritos propios el parque de La Caldera de Taburiente.
No se trata como se había venido pensando de un enorme crater de origen volcánico sino de una cuenca erosiva surgida a partir de los desniveles que presenta su asentamiento y de los efectos provocados por los fenómenos naturales.

Bien sea iniciando el recorrido desde el mirador de la Farola y continuando por el Valle de Aridane, bien sea iniciando nuestra andadura desde el Santuario de la Sierra de las Nieves o o desde la ermita de la Virgen del Niño en dirección a Garafia.

En todo caso el entorno ofrece nuevas posibilidades una vez conocidas las numerosas veredas, roquedales y barrancos interiores, recorriendo la Isla por su costa en especial en su parte Norte.

La Caldera de Taburiente, se encuentra situada en el mismo centro de la isla, fue declarada Parque Nacional en el año 1954.
La forma actual de la caldera es la de un inmenso cráter en forma de herradura, abierto solamente al mar por el barranco de Las Angustias.

Se creía antiguamente que el origen de la Caldera era volcánico, en la actualidad todos los estudios coinciden que es un producto de la erosión que a través de los millones de años y a causa de las lluvias torrenciales, lo que era un volcán emergido de las profundidades, es actualmente La Caldera de Taburiente.

Le citaron en un pacto de caballeros y el valeroso Palmero fue víctima de una emboscada siendo hecho prisionero en el Riachuelo, en las inmediaciones de La Cumbrecita el día 3 de Mayo de 1.493.
Quizás la peculiaridad mas sobresaliente de la Caldera sea que recoge en su seno el nacer y discurrir de los únicos ríos de Canarias, cuyas aguas puras y cristalinas confluyen en el lugar conocido por Dos Aguas, desde donde se canaliza para el consumo humano y regadío.

Desde el exterior también se puede observar La Caldera, hay algunos miradores , Mirador de La Cumbrecita, en El Paso etc., pero sin lugar a dudas desde donde se puede observar La Caldera y gran parte de la isla es desde El Roque de los Muchachos (2.426), para llegar a la cima se sale desde Mirca, en Santa Cruz de La Palma, hasta el Roque de los Muchachos, en sus 39 Km. encontraremos varios miradores, y en la cima nos encontramos con el Observatorio Astrofísico, uno de los mas importantes del mundo.


Los pitones rocosos o roques aparecen como vigilantes en lo alto de la caldera y son mudos testigos de alturas mayores alcanzadas en los primeros movimientos geológicos.
Hay algunos muy especiales como el roque Idafe al que se le suponen algunas virtudes totémicas masculinizantes.

Es genuino cruzar los riachuelos del interior y es maravilloso ver como un cráter de diez kilómetros de diámetro es capaz de generar tal flujo de agua escapando por el Barranco de las Angustias, única y estrecha salida del vacío esférico de la caldera.

Le atribuyo cualidades humanas porque este árbol es capaz de soportar el fuego sin morir.
Al cabo de un año ya produce nuevas ramas y casi normaliza su aspecto en 3 años.
Sólo perdura un tronco ligeramente chamuscado, como mudo testigo de su hazaña.
Esta heroicidad ígnea ha permitido la subsistencia de la flora de La Palma a pesar de los numerosos incendios que la han asolado.
Para introducirse en el Parque lo mejor es dejarse llevar hasta los Brecitos y desde allí descender hasta alcanzar la zona de acampada y, posteriormente, salir por el Barranco de las Angustias.

Estas últimas posibilidades obligarían posiblemente a hacer noche dentro del parque.
En cualquier caso uno de los momentos mágicos que tiene este recorrido es el hallazgo de la confluencia de dos arroyos de colores.

Este arroyo converge con uno anterior de agua cristalina y forma una imagen muy sugerente sobre la belleza salvaje de la diferencia y de la belleza natural de la confluencia.

Das la vuelta sobre tus pies y observas otra belleza, convergente, mestiza y engrandecida por los dos cauces.
Seguimos descendiendo hasta la salida por el Barranco de las Angustias, cuyo nombre no debe ser gratuito.
Es de una belleza sobrecogedora, y geológicamente muy interesante, ya que los fenómenos erosivos más profundos han llegado a descubrir lavas submarinas que explican una primordial formación geológica volcánica desde el fondo del mar.

Hace muy poco, en 2001, una tromba de agua inesperada, en la que cayeron hasta 300 l/m2 en menos de tres horas, recargaron el caudal del barranco hasta tal punto que perdieron la vida 5 senderistas que caminaban por el interior del barranco.
Todo sucedió muy rápidamente, mientras en el resto de la isla lucía el sol.
Se comprende entonces cómo ha ido sucediendo la inmensa erosión local y se comprende también que es un lugar en el que deben mantenerse precauciones extremas en caso de lluvia.
Varias cruces en el barranco recuerdan el nombre de los arrastrados.
Una de ellas recuerda a la senderista muerta diciendo que “ningún río podrá arrebatarte de nuestro recuerdo”.

Pero un caminante emocionado.
Esta tierra perdida para la historia, es poesía hecha naturaleza... y hasta los albores del siglo XV, era una porción de Atlántico emergido entre lavas y sal.
La isla corazón, La Palma, es vecina de San Borondón, isla mítica, que se asoma brillante a los ojos del palmero por poniente, entre nubes de vapor que rompen en tres crestas en forma de dragón.

Por benahoare, discurren barrancos profundos, donde los callados húmedos, llamados cabocos, fueron tallados por los guanches, con meandros, espirales, círculos y hasta figuras de aves y serpientes, que recuerdan dibujos milenarios de Nazca en Perú.

En cuevas como la del Belmaco, representaron con espirales los puntos energéticos de alta radiación natural.
Era un pueblo que vivió en la edad de piedra, pero que hizo trepanaciones, embalsamó a sus difuntos y observó el cielo, desde atalayas virginales como la del Roque de los Muchachos.Hoy, la energía sigue presente, en todo aquel que medite, o simplemente deje fluir la energía por si.

Aquí llenará su cuerpo y arropará su espíritu, con la magia de esta tierra.
Y si aun quisiera sorprenderse, avistando ovnis, y asistiendo a encuentros cercanos con otros seres, no lo dude, venga a nuestra tierra, cada semana nos visitan.... Esperamos también nosotros ser parte de esos visitantes y traernos para siempre su olor y su recuerdo.
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