Caldera de Taburiente

Los primitivos habitantes de La Palma llamaban a la isla "Benahoare" (mi tierra) y estaba dividida en 12 cantones o señoríos, gobernados cada uno por un mencey.
Los primeros datos sobre La Palma son del siglo XV.
Aunque faltan datos concretos al respecto, se calcula que la población en ese momento, podía oscilar en torno a los 4.000 habitantes.
Los aborígenes vivían fundamentalmente del pastoreo de cabras, ovejas y cerdos, y recolectaban frutos y raíces con los que elaboraban una especie de harina a la que llamaban "gofio", hecha con raíces de helecho y amagantes, que tostaban y molían.
Al cantón correspondiente a La Caldera lo llamaban "Aceró", que quiere decir "lugar fuerte e invulnerable", y su mencey se llamaba Tanausú.
Para algunos hablar de La Caldera de Taburiente puede resultar absolutamente extraño, para otros el parque de La Caldera es uno de los espacios naturales más asombrosos y deseados de cuantos puedan convertirse en destino del viajero.
Ubicado al Norte de la Isla de La Palma , en el Archipiélago Canario, La Caldera de Taburiente se conforma como una enorme cuenca erosiva de ocho kilómetros de diámetro, en cuyo seno se alojan las más varidas especies de flora y fauna atlánticas en un entorno agreste y fantástico rodeado de los más completos espacios naturales de los archipiélagos que delimitan la Macaronesia: Canarias, Azores, Madeira y Cabo Verde.
En los últimos diez años el Parlamento Canario ha instituido más de una docena de parques naturales en la isla de La Palma.
De entre todos ellos destaca por méritos propios el parque de La Caldera de Taburiente.
No se trata como se había venido pensando de un enorme crater de origen volcánico sino de una cuenca erosiva surgida a partir de los desniveles que presenta su asentamiento y de los efectos provocados por los fenómenos naturales.
Visitar La Caldera de Taburiente es armarse de valor y paciencia y echar a andar por cualquiera de sus rutas.
Bien sea iniciando el recorrido desde el mirador de la Farola y continuando por el Valle de Aridane, bien sea iniciando nuestra andadura desde el Santuario de la Sierra de las Nieves o o desde la ermita de la Virgen del Niño en dirección a Garafia.
Cualquiera de esta rutas nos son de tremenda utilidad para conocer el interior de La Caldera de Taburiente. Para los más duros y expertos caminantes recomendaríamos la ruta de Tijarafe a los sauces atravesando la reserva de la Biósfera de El canal y Los tiles.
En todo caso el entorno ofrece nuevas posibilidades una vez conocidas las numerosas veredas, roquedales y barrancos interiores, recorriendo la Isla por su costa en especial en su parte Norte.
En la zona nos podremos encontrar con el lagarto canario, y el lagarto tizón, el muflón, el pinzón azul, la paloma turque, el águila pescadora, las grajas y las chovas, como especies propias del parque, entre la flora más característica observaremos la presencia del pino canario, del acebiño, de cedros milenarios, de la laurisilva, del tajinaste, del bejeque, ... y más de un centenar de especies de cuya existencia solo se tiene constancia en estos extraordinarios parajes.
La Caldera de Taburiente, se encuentra situada en el mismo centro de la isla, fue declarada Parque Nacional en el año 1954.
La forma actual de la caldera es la de un inmenso cráter en forma de herradura, abierto solamente al mar por el barranco de Las Angustias.
Es uno de los mayores cráteres del mundo en su genero, su diámetro es de 10 kilómetros, su circunferencia de 28, y 1,5 de profundidad, mientras que las empinadas paredes que lo circundan sobrepasan los 2.000 metros de altura, entre los que destaca el Roque de los Muchachos con 2.426 metros, Pico de La Nieve con 2.239 m., Pico del Cedro con 2.247 m., Pico de la Cruz con 2.351 m. etc...
Se creía antiguamente que el origen de la Caldera era volcánico, en la actualidad todos los estudios coinciden que es un producto de la erosión que a través de los millones de años y a causa de las lluvias torrenciales, lo que era un volcán emergido de las profundidades, es actualmente La Caldera de Taburiente.
Antiguamente, La Caldera de Taburiente era uno de los doce cantones en que estaba dividida la isla, llamado Aceró. En el vivía Tanausú, el ultimo jefe aborigen en someterse a los conquistadores, que eran incapaces de adentrarse en La Caldera para capturarle.
Le citaron en un pacto de caballeros y el valeroso Palmero fue víctima de una emboscada siendo hecho prisionero en el Riachuelo, en las inmediaciones de La Cumbrecita el día 3 de Mayo de 1.493. Quizás la peculiaridad mas sobresaliente de la Caldera sea que recoge en su seno el nacer y discurrir de los únicos ríos de Canarias, cuyas aguas puras y cristalinas confluyen en el lugar conocido por Dos Aguas, desde donde se canaliza para el consumo humano y regadío.
Desde el exterior también se puede observar La Caldera, hay algunos miradores , Mirador de La Cumbrecita, en El Paso etc., pero sin lugar a dudas desde donde se puede observar La Caldera y gran parte de la isla es desde El Roque de los Muchachos (2.426), para llegar a la cima se sale desde Mirca, en Santa Cruz de La Palma, hasta el Roque de los Muchachos, en sus 39 Km. encontraremos varios miradores, y en la cima nos encontramos con el Observatorio Astrofísico, uno de los mas importantes del mundo.
En el interior de La Caldera no existen carreteras, por ello las excursiones deben hacerse a pie, es aconsejable pernoctar en el camping de Taburiente.Caldera es el nombre escogido por los científicos para denominar a un cráter erosivo, y Taburiente es uno de los mayores del mundo.
Esta formación geológica es extraordinaria y está envuelta por fenómenos meteorológicos y biológicos no menos destacados. Ya he hablado del concepto erosivo como causa del desplome impresionante desde alturas superiores a 2000 metros, en forma circular.
Los pitones rocosos o roques aparecen como vigilantes en lo alto de la caldera y son mudos testigos de alturas mayores alcanzadas en los primeros movimientos geológicos.
Hay algunos muy especiales como el roque Idafe al que se le suponen algunas virtudes totémicas masculinizantes.
El mar de nubes es, además de un fenómeno visualmente conmovedor, la causa de la extraordinaria humedad que alimenta los nacientes de agua pura y cristalina surgentes durante todo el año, tanto en el interior como en el exterior de la caldera.
Es genuino cruzar los riachuelos del interior y es maravilloso ver como un cráter de diez kilómetros de diámetro es capaz de generar tal flujo de agua escapando por el Barranco de las Angustias, única y estrecha salida del vacío esférico de la caldera.
Todo el recorrido, con la excepción de la orilla de los arroyos, está dominado por el pino canario, árbol extraordinariamente resistente, digno y valiente.
Le atribuyo cualidades humanas porque este árbol es capaz de soportar el fuego sin morir.
Al cabo de un año ya produce nuevas ramas y casi normaliza su aspecto en 3 años.
Sólo perdura un tronco ligeramente chamuscado, como mudo testigo de su hazaña.
Esta heroicidad ígnea ha permitido la subsistencia de la flora de La Palma a pesar de los numerosos incendios que la han asolado.
Para introducirse en el Parque lo mejor es dejarse llevar hasta los Brecitos y desde allí descender hasta alcanzar la zona de acampada y, posteriormente, salir por el Barranco de las Angustias.
Hay otras vías interesantes, pera esta es muy accesible y no es menos bella. Por ejemplo, se puede entrar también por La Cumbrecita y alcanzar la misma zona por senda más aérea o, una vez dentro, alcanzar los saltos de agua de La Desfondada tras unas horas de marcha.
Estas últimas posibilidades obligarían posiblemente a hacer noche dentro del parque.
En cualquier caso uno de los momentos mágicos que tiene este recorrido es el hallazgo de la confluencia de dos arroyos de colores.
En esencia, una fuente de alto contenido ferruginoso (la cascada de colores), produce un arroyo de escaso recorrido cargado de microorganismos que metabolizan el mineral y le dan a la surgencia un color ocre magnífico.
Este arroyo converge con uno anterior de agua cristalina y forma una imagen muy sugerente sobre la belleza salvaje de la diferencia y de la belleza natural de la confluencia.
Lo distinto y lo común convergen aquí sin dolor, con la cadencia del agua, continua y magníficamente: si miras río arriba los dos arroyos de colores diferentes te alimentan con su belleza divergente.
Das la vuelta sobre tus pies y observas otra belleza, convergente, mestiza y engrandecida por los dos cauces.
Seguimos descendiendo hasta la salida por el Barranco de las Angustias, cuyo nombre no debe ser gratuito.
Es de una belleza sobrecogedora, y geológicamente muy interesante, ya que los fenómenos erosivos más profundos han llegado a descubrir lavas submarinas que explican una primordial formación geológica volcánica desde el fondo del mar.
Pero toda la capacidad de recogida de agua de la zona sólo tiene esa estrecha salida, que puede verse en una de las imágenes.
Hace muy poco, en 2001, una tromba de agua inesperada, en la que cayeron hasta 300 l/m2 en menos de tres horas, recargaron el caudal del barranco hasta tal punto que perdieron la vida 5 senderistas que caminaban por el interior del barranco.
Todo sucedió muy rápidamente, mientras en el resto de la isla lucía el sol.
Se comprende entonces cómo ha ido sucediendo la inmensa erosión local y se comprende también que es un lugar en el que deben mantenerse precauciones extremas en caso de lluvia.
Varias cruces en el barranco recuerdan el nombre de los arrastrados.
Una de ellas recuerda a la senderista muerta diciendo que “ningún río podrá arrebatarte de nuestro recuerdo”.
El barranco se estrecha finalmente conduciendo hasta un fin de ruta precioso, con una salida entre grandes rocas pulidas, evocación del enorme poder del agua y de la discreta levedad del caminante.
Pero un caminante emocionado.
Esta tierra perdida para la historia, es poesía hecha naturaleza... y hasta los albores del siglo XV, era una porción de Atlántico emergido entre lavas y sal.
La isla corazón, La Palma, es vecina de San Borondón, isla mítica, que se asoma brillante a los ojos del palmero por poniente, entre nubes de vapor que rompen en tres crestas en forma de dragón.

Por benahoare, discurren barrancos profundos, donde los callados húmedos, llamados cabocos, fueron tallados por los guanches, con meandros, espirales, círculos y hasta figuras de aves y serpientes, que recuerdan dibujos milenarios de Nazca en Perú.
Las pirámides de piedra jalonan la isla, sembrando la tierra de puntos estratégicos, donde los antiguos benahoritas doblegaban las energías telúricas en rituales mágicos, en los solsticios de verano e invierno.
En cuevas como la del Belmaco, representaron con espirales los puntos energéticos de alta radiación natural.
Era un pueblo que vivió en la edad de piedra, pero que hizo trepanaciones, embalsamó a sus difuntos y observó el cielo, desde atalayas virginales como la del Roque de los Muchachos.Hoy, la energía sigue presente, en todo aquel que medite, o simplemente deje fluir la energía por si.
Desde muy antiguo se conocen lugares de poder, los más visitados son:el interior de la Caldera, los arenales del refugio, la montaña de matos o las tricias.
Aquí llenará su cuerpo y arropará su espíritu, con la magia de esta tierra.
Y si aun quisiera sorprenderse, avistando ovnis, y asistiendo a encuentros cercanos con otros seres, no lo dude, venga a nuestra tierra, cada semana nos visitan.... Esperamos también nosotros ser parte de esos visitantes y traernos para siempre su olor y su recuerdo.

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