Apenas algo más de dos mil kilómetros cuadrados de abrupta geografía triangular que se remansa en calas y playas, cuando la tierra se acerca, rendida, al mar, ofrecen al visitante toda una serie de contrastes y atractivos que han convertido a la isla en una de las principales mecas del turismo europeo e internacional.
Tierra legendaria para los antiguos navegantes y para los autores clásicos, que situaron aquí el edén o el Jardín de las Hespérides, hoy continúa siendo una joya natural, anclada en el Atlántico, en la que, aún manteniendo su inolvidable personalidad y sus encantos de siempre, se pueden hallar todos los lujos y comodidades para el relax el descanso, el placer y la diversión.
"Nivaria se llama por la nieve que suele platear la cumbre altísima del sacro monte Teide, excelso Atlante, y por la misma causa en nombre digno de Tenerife entonces le pusieron; que Tener, en su lengua significa blanca nieve y quiere decir ife monte alto; así, por el gran Teide, se llama Tenerife la Nivaria, que es lo mismo que monte de la nieve".Más de 18.900 hectáreas de conos volcánicos, malpaíses, roques, cenizas y retorcidas coladas de lava le otorgan su particular aspecto árido y sobrecogedor.
En este entorno de aspecto inerte crece, sin embargo, una flora rica en endemismos que se ha adaptado a las particularidades del suelo volcánico y de la alta montaña.
Los ejemplares florísticos más destacados son el tajinaste rojo, el rosal del guanche, la retama y la violeta del Teide, que muestran sus intensos colores sobre todo durante la primavera.
Su extraordinario paisaje es un monumento geológico de los más espectaculares del mundo, que se despliega bajo la atenta mirada del gran volcán, el “Echeyde” de los guanches.
Las huellas del origen volcánico de la isla proporcionan al visitante una panorámica que parece sacada de otro planeta.
Una serie de rutas de senderismo recorren los parajes más soberbios del Parque Nacional, como la Cañada del Capricho, Pico Viejo o Siete Cañadas, aunque desde el coche se puede disfrutar de escenarios tan bellos como el del Valle de Ucanca.
Pero la panorámica más excepcional se consigue desde lo alto del cráter, a donde se llega con el teleférico.
Para alcanzar el último tramo de la cumbre más alta del país (3.718 metros) El Centro de Visitantes El Portillo ofrece, además, la posibilidad de adentrarse de una forma didáctica en el mundo de la vulcanología y la historia natural del Parque a través de una exposición interactiva y una proyección audiovisual.
También las rutas guiadas gratuitas que parten de este centro y del de Cañada Blanca permiten conocer la geología, flora y fauna del entorno.
Otra experiencia única es llegar al parque por la noche y observar un cielo plagado de estrellas sin contaminación lumínica.
La red de parques nacionales en el archipiélago canario intenta conservar sus ecosistemas más característicos. Así, este Parque Nacional del Teide, situado en el mismo centro de la isla de Tenerife, alberga la mejor manifestación de la vegetación del piso supramediterráneo.
El Teide es la cima más alta de España y de todos los archipiélagos atlánticos, altitud que con sus abruptas laderas alcanza en apenas trece kilómetros desde la línea de costa.
Se trata de un edificio volcánico de tipo estratovolcán y se encuentra asentado sobre una antigua y gigantesca depresión calderiforme configurada por dos semicalderas, separadas entre sí por los Roques de García.
El Teide culmina en el Pilón de Azúcar, que presenta aún actividad residual en forma de fumarolas y solfataras a 86º C.
La caldera, conocida por Las Cañadas, ha tomado su nombre de la estructura más típica del parque: la Cañada, planicie sedimentaria situada normalmente al pie de las paredes o anfiteatro de la caldera. Todo este espectacular conjunto geológico deriva de una gran estructura volcánica, denominada Edificio Cañadas, que conformaba primigeniamente el sector central de Tenerife.
Dicho edificio, de enorme complejidad estructural, se desarrolló en altura durante milenios debido al apilamiento de gran cantidad de coladas de lava y capas de piroclastos, los cuales fueron originados en múltiples erupciones sucedidas durante 3,5 millones de años, en donde a lo largo de este periodo han alternado fases de construcción y destrucción.
Los materiales emitidos en estas erupciones responden a una composición muy variada: basaltos, basanitas, traquibasaltos, fonolitas, traquitas, etc. Hay dos hechos geológicos clave referidos al Edificio Cañadas y a la depresión o caldera.
Por una parte, la desaparición de la porción más elevada del Edificio, cuya estructura interna queda expuesta en la pared del Circo, y la consiguiente formación de la citada depresión.
De otra, la existencia del complejo volcánico Teide - Pico Viejo, un estratovolcán que se desarrolló dentro de la caldera, rellenándola parcialmente en fechas posteriores a la formación de la citada depresión.
Con una altitud de media superior a los 2.000 metros de parque nacional, el Teide nos ofrece una de las muestras más espectaculares del vulcanismo a nivel mundial y representa la mejor muestra de ecosistema volcánico de alta montaña de toda Canarias.
Geomorfológicamente, la estructura de la caldera y el estratovolcán constituyen monumentos geológicos de los más espectaculares del mundo; además, la gran variedad de conos y domos volcánicos, coladas de lava, pitones y cuevas forman un extraordinario conjunto de colores y formas, acrecentando el interés científico y paisajístico de este área.
En cuanto a su gran riqueza biológica, destaca su singular flora con un alto porcentaje de endemismos y su fauna invertebrada con numerosas especies exclusivas.
Este Parque Nacional, creado en 1954 en reconocimiento a su singularidad volcánica y biológica, es con sus 18.990 hectáreas el mayor y más antiguo de los Parques Nacionales de las Islas Canarias, ocupando el quinto lugar en cuanto a extensión superficial de los trece existentes en la Red de Parques Nacionales.
Además de su Zona Periférica de Protección, este espacio natural está rodeado del Parque Natural de la Corona Forestal que, con 46.612,9 ha de extensión, es el mayor espacio natural protegido de toda la Comunidad Autónoma de Canarias.
En 1989 fue galardonado con el Diploma Europeo en su máxima categoría A que otorga el Consejo de Europa.
Este Diploma Europeo ha sido prorrogado en el año 1994 y en 1999. El Patronato del Parque Nacional del Teide y la Comisión Mixta de Gestión de los Parques Nacionales en Canarias, tomaron el acuerdo de la iniciativa de declaración del Parque Nacional del Teide como Patrimonio de la Humanidad.
El Parque Nacional del Teide es la mejor muestra de ecosistema volcánico de alta montaña de las Islas Canarias y supone un espectacular paisaje de características únicas en todo el planeta.
Su singular flora, llena de endemismos, incluye una decena de especies en peligro de extinción, y los invertebrados cuentan con formas exclusivas de las que apenas se conocen unos pocos ejemplares.
Incluye además, hábitats amenazados como los hidropétricos, subterráneos, etc. que por su disposición y altitud se ven afectados anualmente, con distinta intensidad, por períodos de nevada, contribuyendo a mantener procesos ecológicos esenciales como es la recarga de los acuíferos.
Incluye además, hábitats amenazados como los hidropétricos, subterráneos, etc. que por su disposición y altitud se ven afectados anualmente, con distinta intensidad, por períodos de nevada, contribuyendo a mantener procesos ecológicos esenciales como es la recarga de los acuíferos.
Geomorfológicamente, toda la estructura de la caldera y el gran estratovolcán Teide - Pico Viejo son de relevancia internacional.
Además, hay una gran variedad de elementos en forma de pitones, cuevas, domos, etc., que acrecientan el interés científico y la espectacularidad de este área.
Alberga igualmente, una muestra representativa de hábitats eólicos, con especies exclusivas como la violeta del Teide.
El Parque Nacional del Teide cuenta con 168 plantas superiores, de las que 58 son endemismos canarios.
Actualmente tres especies se encuentran en peligro de extinción y doce en situación vulnerable, según el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas.
Para muchas especies endémicas, las paredes y piedemontes de las Cañadas constituyen un refugio, destacando el vistoso tajinaste rojo (Echium wildpretii), el rosal del guanche (Bencomia exstipulata), cuya población no sobrepasa los 50 ejemplares, la jara de Las Cañadas (Cistus osbaeckiaefolius) y la exclusiva y escasa Helianthemum juliae. Por encima de los 2.400 m de altitud crece la joya del Parque, la delicada y frágil violeta del Teide (Viola cheiranthyfolia).
Es de las pocas plantas que vive en la cumbre, en lugares donde muy pocas pueden hacerlo, siendo además una de las que florece a mayor altitud de todo el territorio nacional.
Como respuesta a las numerosas amenazas que sufre esta flora (influencia humana, especies introducidas), a partir de 1981 se redactan los Planes Sectoriales de Recuperación en los Parques Nacionales del Teide, Garajonay y Caldera de Taburiente.
Estos planes tratan de coordinar las diversas actividades que pueden llevarse a cabo para recuperar las poblaciones de estas plantas: colecta de semillas, semilleros masivos en viveros, experiencias de germinación en laboratorio, restituciones, análisis de la estructura, dinámica y genética de poblaciones.
La fauna autóctona es también de gran interés, como el lagarto tizón o el pinzón del Teide de color azul intenso.
En la actualidad sólo dos factores de amenaza permanecen en el Parque Nacional, constituyendo el principal foco de atención por parte de los gestores del mismo: el conejo (Oryctolagus cuniculus) y el muflón de Córcega (Ovis gmelini musimon).
Un Plan de recuperación de especies vegetales en peligro de extinción dedica una buena parte de sus esfuerzos a aislar las poblaciones naturales de la incidencia de estos animales mediante el establecimiento de vallados de protección.
Destacan los restos prehistóricos e históricos y los recursos etnográficos como la apicultura, la extracción de tierras de colores y recogida de flores para la confección de alfombras y los aprovechamientos de las aguas.
Se puede visitar el Museo de Sitio Juán Évora, que fue el último habitante de La Cañadas que conservaba el modo de vida tradicional.
La casa en la que vivió, situada en el cruce de Boca Tauce, en el acceso sur del Parque, ha sido rehabilitada recientemente por la Escuela Taller de Guía de Isora.
Próximamente se abrirá al público como punto de información, contando además con una exposición sobre el antiguo estilo de vida de los pastores en Las Cañadas.
Los estudios astronómicos siempre han tenido una estrecha relación con el Teide, siendo ya conocidas sus ventajas como punto de observación por naturalistas y astrónomos de los siglos pasados.
Es a mediados del S. XIX cuando Piazzi Smyth se instaló durante tres meses a 3.300 metros de altitud, aprovechando las inigualables posibilidades que el cielo de Las Cañadas le brindaba.
Como reconocimiento a su labor se bautizaron accidentes lunares con el nombre del Teide y de Tenerife.
La tradición astronómica tiene inmediata continuidad a comienzos del siglo XX, con los estudios sobre el cometa Halley hechos por el astrónomo francés Jean Mascart en 1910 en el Alto de Guajara, a 2.718 metros.
Asimismo, la importancia de Las Cañadas como plataforma excepcional para los estudios astronómicos, queda constatada con la construcción del Observatorio Astrofísico del Teide en Izaña, donde también se localiza desde 1916 un observatorio meteorológico.
El Observatorio del Teide - junto con el Observatorio del Roque de los Muchachos, en la isla de La Palma -, pertenece al INSTITUTO DE ASTROFÍSICA DE CANARIAS (IAC), cuya sede central se encuentra en La Laguna.
La Astrofísica moderna en Canarias empezó en este Observatorio, a comienzos de la década de los sesenta, en la zona de Izaña, a 2.400 m. de altitud, en un paraje donde concurren los términos municipales de La Orotava, Fasnia y Güímar.
El primer telescopio para realizar estudios de luz zodiacal, la luz dispersada por la materia interplanetaria, empezó a funcionar en 1964.
Es algo inexplicable, ...por lo que es imprescindible planificar un viaje y respirar sus entrañas, mancharte de polvo tus zapatos y abrir las pupilas al máximo, así como el corazón, para traerte un recuerdo inolvidable de este parque natural.,, lo recordarás para siempre. Esperemos que se conserve lo mejor posible para disfrutarlo a través de generaciones y generaciones, así como nos lo han conservado nuestros antepasados.
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