Sierra de Grazalema

Grazalema, las sierra de las nieblas.Aprendimos entonces que estábamos en el lugar de España donde más llueve, tan cerca del lugar donde más calor hace...Y de repente, Grazalema, un puñado de nata sólida entre los verdes y marrones de la Sierra, tan fotogénicos y nuevos por gastados que parezcan.

Para que vean lo poéticas que son las cifras en ocasiones copio datos oficiales, que a veces la poesía también se sabe esconder entre los documentos oficiales: en 2005 había 2.225 censados en Grazalema, 1.161 hombres y 1.064 mujeres. Cuatro de ellos eran extranjeros.

Grazalema ya ha sido declarada parque natural y reserva de la Biosfera, lo que pueden traducir inmediatamente por: es un lugar sano e intocable.

Esperemos que siga siendo así y que no nos la mancillen demasiado, que siga alimentando cámaras de fotos la Gran Garganta Verde donde el cineasta imposible que uno lleva dentro quisiera haber rodado la escena cumbre de una película de aventuras, o el Salto del Cabrero, que no hace falta mucha imaginación para deducir de dónde procede ese nombre.

O en el Pinsapar, donde a uno lo llevaron siendo crío en un autobús repleto de cánticos cuyos ocupantes empezaron a marearse con las primeras curvas: aquella clase de Naturales -¿se da hoy Naturales en las escuelas?- resultó inolvidable, no por las explicaciones del profe, sino por pisar el lugar sobre el que esas explicaciones se alzaban.

Aprendimos entonces que nos encontrábamos en el lugar de España donde más llueve, tan cerca del lugar de España donde más calor hace.

Si lo entendí bien el pinsapo es una especie de abeto que sólo crece a unos mil metros de altitud, y allí había algunos ejemplares que tenían medio milenio de edad y seguían en pie, con sus treinta metros de alto y el viento arrancándole a sus ramas una especie de susurro que venía a decir: si yo os contara.

Otras muescas imprescindibles de Grazalema para las clases de Naturales de los excursionistas aprobados por documentos oficiales:

el buitre leonado, que uno sólo había visto en los programas de Félix Rodríguez de la Fuente, y que ahora estaba allí, «haciendo más alto el cielo», según el verso magnífico que al poeta Jesús Aguado le arrancaran otros buitres, los de Benarés.


Y luego los nombres, los benditos nombres que uno se aprendía como si fuera la alineación de un equipo de fútbol: Benaocaz, Villaluenga, El Bosque -¡El Bosque!-, Benamahoma, El Gastor. .

Nos hablaron de una cueva, la del Gato, una cosa que no os podéis perder. . nos llevaron allí, al Hundidero, cuatro kilómetros de longitud, una cosa como de 'Blade Runner' porque allí la compañía sevillana de electricidad había construido puentes colgantes, galerías, instalaciones eléctricas para atrapar un agua escurridiza que al parecer buscó mejores caminos.


Llegamos a un sitio al que le decían «las bañeras», porque allí no sé qué movimientos de los depósitos de caliza había creado en las paredes inclinadas, en efecto, espectros de bañeras gigantes. Grazalema mora, 'of course'. Gran Zulema fue su nombre, hasta que poco antes de que descubriésemos América el Gran Duque de Arcos la devolvió a la cruz.

Fue a partir del XVII cuando cobró auge por la industria de la pañería, que aun hoy por supuesto rinde dividendos a la zona y la personaliza.

Callejas moras rodeadas de grandes gigantes de piedra y verdes coloreados por un niño.

Cielo alto y como corregido por una inyección virtual de color, tan limpio a veces. De repente unas cometas humanas que aparecen por acá y por allá sobrevolándolo: son los muchachos del parapente, que se deleitan con los paisajes que presta la zona a sus miradas. Imposible no desear ser uno de ellos, sobrevolar por aquí, donde todo parece estar en su sitio, donde son tan nítidas las líneas de las cosas, y allá abajo, claro que sí, sigue siendo uno el niño que fue, entre árboles en los que, a la manera del barón rampante de Calvino, tal vez debiera quedarse a vivir, en cuyas copas quizá mereciera la pena perderse.


Debe ser uno de los pocos sitios de España donde todavía se puede hacer eso, es decir, el viaje a pie por una senda excavada en la roca que asciende en zigzag durante unos cuantos kilómetros hasta llegar al puerto de las Cumbres desde donde se nos ofrece la mejor estampa posible de aquellos dominios, privilegio de la vista, que por unos segundos parecen pertenecernos.

Si bajas el monte, de bruces te darás con el pulmón vegetal del pinsapar, el túnel verde donde todavía estará alucinando el niño que fuiste, oyendo los susurros de los árboles, encantado de haberse quedado allí.El Parque Natural Sierra de Grazalema -51.695 has.- está situado en la Serranía de Ronda, a caballo de las provincias de Málaga y Cádiz.

Se trata de un macizo calizo modelado por la acción del agua a lo largo de los siglos lo que ha dado lugar a innumerables cuevas, simas y gargantas, algunas de ellas de gran espectacularidad.

Su elevado y escarpado relieve, con picos que superan ampliamente los 1.500m, junto a su orientación hacia el Atlántico, ha propiciado la existencia de un particular microclima de montaña que presenta el índice de pluviosidad más elevado de toda la Península Ibérica.

La característica más relevante del Parque Natural de Grazalema es, sin duda, la presencia del agua. Desde siempre, el agua ha caído sobre esta zona con una inusitada abundancia .

El paso del agua sobre las grises rocas calizas del Parque ha excavado profundos barrancos y estrechas gargantas por donde fluyen los arroyos, entre relajantes remansos y alegres saltos. Las grietas existentes en las rocas actúan como un efectivo drenaje natural que con el tiempo se ha convertido en un complejo sistema de acuíferos, cuevas y simas subterráneas dando a la sierra un aspecto lunar característico; la sierra modelada por el agua.

En el Parque Natural de Grazalema, los seres vivos han aprendido a convivir con el agua y su efecto erosivo sobre el terreno, dando lugar a una rica y variada vegetación y fauna.

En las zonas bajas, donde los arroyos discurren entre angostas paredes, abunda la vegetación de ribera, muy cerrada. Encaramándose por las laderas, luchando por el escaso suelo que deja la caliza lavada por la lluvia, se encuentran alcornoques, acebuches y quejigos.

No obstante, la especie vegetal más característica es el pinsapo (Abies pinsapo), aunténtica joya botánica cuyos únicos reductos se encuentran en los Parques Naturales de Grazalema y Sierra de las Nieves.Junto a la flora, la fauna es igualmente diversa y abundante.

Destacan las rapaces con el buitre leonado como protagonista y dominador absoluto de la Sierra. Los mámíferos más representativos son la cabra montés y los murciélagos que tienen en la cueva Hundidero-Gato la mayor colonia conocida de la Península.

El macizo de Grazalema ofrece un impresionante paisaje, de contrastados relieves sobre rocas calizas fruto de una violenta historia geológica : valles encajados en forma de cañones, cuevas, cornisas y taludes, ... y una amplia variedad de formas originadas por procesos de disolución ocurridos en tiempos geológicos remotos.

Tierra de frontera entre el reino musulmán de Granada y Castilla entre los siglos XIII y XIV, esta serranía fue lugar de frecuentes contiendas. Surge así un hábitat humano muy concentrado, donde los pueblos se encaraman sobre las cumbres y laderas quedando plenamente integradas en el paisaje.

Este marco cultural único, propio de muchas civilizaciones del cinturón de montañas que rodean el Mediterráneo, persiste en nuestros días a pesar del transcurso de los siglos.

Un total de 14 municipios se hallan incluidos, en mayor o menor extensión, en la superficie del Parque :Grazalema, Zahara de la Sierra, Villaluenga del Rosario, Benaocaz, Ubrique, El Bosque, Prado del Rey, El Gastor y Algodonales de la provincia de Cádiz; y Benaoján, Montejaque, Cortes de la Frontera, Jimera de Líbar y Ronda en la provincia de Málaga.

Esta serranía gaditana se levanta entre los 600 y 1600 m. sobre los valles y depresiones circundantes. Es una zona de agrestes relieves, con valles de paredes verticales como la "Garganta Verde", cuya profundidad alcanza los 400 m.

También son frecuentes las cuevas o grutas entre las que se encuentran el "Complejo Hundidero-Gato", la mayor cueva de Andalucía o la "Cueva de la Pileta", conocida en todo el mundo por sus vestigios prehistóricos. Las características de este espacio natural son idóneas para practicar todo tipo de actividades de turismo activo como escalada, barranquismo, espeleología, rutas fotográficas, rutas a caballo, senderismo, actividades náuticas en los pantanos...y un largo etc.

A pesar de la presencia del hombre desde épocas remotas, la sierra conserva una importante masa de vegetación natural típicamente mediterránea : encinas, alcornoques, quejigos, algarrobos y acebuches.

En la umbría de la Sierra del Pinar se localiza un magnífico bosque de pinsapos, el mejor conservado en la actualidad de este abeto exclusivo de la Serranía de Ronda. En sierras próximas aparecen bosquetes o ejemplares aislados de esta especie, testimoniando su antigua extensión.

La visita al Pinsapar, así como a otros enclaves y Áreas de Reserva del Parque, puede realizarse sólo en determinadas épocas del año y con limitación del número de visitantes.

A veces es preciso también ir acompañado de guía. Olmos, sauces y álamos son las especies que forman los característicos bosques galería siguiendo el curso de los ríos y arroyos, y que pueden contemplarse por ejemplo en el curso alto del río El Bosque.

Todas estas especies hasta un total de 90 están representadas en el Jardín Botánico El Bosque, que ofrece dos recorridos alternativos.

Numerosas especies de aves habitan en el Parque, aunque quizá por su tamaño y majestuoso vuelo sean las rapaces las que más llamen nuestra atención. De una de ellas, el buitre leonado, se encuentran aquí las mayores colonias de Europa.

Aunque la mayor herencia cultural procede de la civilización musulmana, existen numerosos restos romanos de ciudades antecesoras de las actuales: «Iptuci» (Prado del Rey), «Ocuri» (Ubnque), Acinipio» (Ronda),...También, costumbres y aprovechamientos muy estrechamente vinculados al medio natural han llegado hasta nuestros días prácticamente intactos. Entre las viejas prácticas artesanales destaca la fabricación de mantas de lana en Grazalema (también se fabrican ponchos y bufandas).

Otra de las características singulares de la Sierra es la presencia grutas y sistemas subterráneos, entre las que destaca el Complejo Hundidero-Gato, que se cita como la mayor cueva de Andalucía; o la "Cueva de la Pileta", que destaca por su huella prehistórica.

La región montañosa de los alrededores de Ronda, de paisaje silvestre y muy accidentado, ofrecen un espectacular panorama visual.

Formaciones rocosas y dentadas ascienden vertiginósamente sobre mares de olivos, almendros y colinas donde los rebaños pastan sigilosamente; por encima de estas formaciones calizas, las águilas y los buitres surcan el cielo.

El escenario parece cambiar drásticamente a cada curva que uno se encuentra en la carretera y, uno se explica como los bandoleros eran capaces de esfumarse en estos terrenos tan abruptos.A pesar de no contar con montañas especialmente altas (el pico más alto asciende a 1,919 metros), el paisaje de montañas es impresionante, que quizás invoca a un tapiz medieval, de profundos valles flanqueados por precipicios que descienden hacia el vacío, grabados con formaciones de rocas y cuevas, a capricho, y con arroyos burbujeantes, adornados con flores de colores...todo un delirio. El abismo conocido como "Gesm" es el tercero más profundo del mundo. Para cualquiera, con interés botánico o ornitológico, las oportunidades son excelentes.El movimiento Romántico encontró en los alrededores de esta zona, una fuente de gran inspiración y una visita a Ronda era esencial en cualquier viaje a Andalucia. También atrajo a los oficiales británicos de Gibraltar, que huían del calor de la bahía. La elevada posición de Ronda (casi 1.000 metros sobre el nivel del mar) significa que incluso en los meses de calor más intenso, una agradable y fresca brisa sopla a través de la ciudad. Y aunque, durante el día, un gran número de visitantes acude a su cita con la histórica ciudad, por las tardes, los autobuses devuelven estas multitudes de nuevo a la Costa del Sol, convirtiéndose de nuevo en una humilde y tranquila ciudad - por cierto de las más bonitas de Europa.El contraste con las bulliciosas playas del Mediterráneo, que distan a menos de 45 minutos al sur de Ronda, no podía ser más impactante. A pocos metros del famoso puente de Ronda y su plaza de toros (la más antigua del mundo) nos encontramos buenos y tradicionales resturantes, sin precios abusivos y donde hay un servicio agradable y simpático.Al este y al oeste de la ciudad nos encontramos con los parques naturales de Sierra de las Nieves y Grazalema, donde la posibilidades de senderismo son infinitas.

Hoy en día, muchas de estas rutas (que en realidad son caminos antiquísimos) han sido debidamente señalizadas. Y cada uno de los pueblos blancos de la serranía que rodea a Ronda, parecen tener un carácter particular, una personalidad propia.

Tengo un buen recuerdo de Ronda, grabado en la roca de sus montañas, ha pasado a estar grabado en mi corazón, dado que mis suegros, los dos, son de Ronda.. y por tanto hemos ido y comentado muchas veces cosas de aquellos bellos rincones, de sus montañas, de sus cuevas, de sus casas, de su aire, de sus aguas, de su historia, de sus vidas...

Mi suegro se llamaba José Jimenez Mier, todo un rondeño enamorado de su tierra y que le ayude a montar más de una película en super8 con imágenes de su tierra, así como a revelar muchas fotografías en el cuarto oscuro dejando escapar sus recuerdos sobre estos parajes y quesarse grabados en oxido de plata en aquellos papeles en blanco y negro...

La arquitectura popular del lugar, es sin duda, una inborrable memoria del pasado Berebere de la época morisca ... dejando huellas en Ronda de su paso en calles, casas y jardines. Otro pueblo a destacar por su belleza es Gaucín; con vistas que cruzan desde las montañas de Gibraltar a la cordillera del Rif de Marruecos: una contemplación emocionante.

En otra época, tuvo un asentamiento romano importante, con un magnífico castillo de estos tiempos pre-árabes. El casco histórico, es un bonito enredo de calles estrechas y retorcidas, refugio en su día de contrabandistas de brandy y tabaco.

Hoy en día, eso sí, algo más civilizado, sigue teniendo un exquisito sabor andaluz, y se respira también un cierto aire internacional.

La Serranía de Ronda es una región que está dentro de la oferta turística más solicitada de Andalucía, no obstante, gracias a la limitación impuesta, se ha impedido que se convirtiera en una zona de turismo de masas.

Hay infinidad de cosas por hacer y visitar, a parte de las señoriales casas e iglesias de Ronda. Visitar por ejemplo las cuevas de arte paleolítico de la Pileta, subir en globo, montar a caballo, caminar y visitar esos pueblos tan interesantes.

Y si, lo que se antoja es un día en la playa, desde la mayor parte de nuestros alojamientos en la comarca, hay menos de una hora al mar Mediterráneo.

Cuenta la tradición que la serranía de Ronda dio cobijo durante mucho tiempo a una de las figuras más representativas del pasado andaluz.

El contrabandista, personaje con el que han sido asociaos los paisajes escarpados de este sector occidental de las cordilleras subbéticas, hizo de su actividad clandestina, desarrollada en la ruta que partía de la colonia británica de Gribraltar, un modus vivendi forjado en la leyenda.

También estas montañas sirvieron de refugio a bandoleros de principios del siglo XIX que pusieron en jaque a las tropas realistas de entonces.

Las estampas románticas han legado aquella imagen de un mundo que se perdió en el tiempo.Pero el tiempo parece haberse detenido en esta serranía.

Una reliquia de la Era Terciaria se erige en el símbolo del Parque Natural de la Sierra de Grazalema: el pinsapo.

Este abeto endémico, verdadero fósil viviente prácticamente desconocido en el resto del mundo (otras especies del mismo género se dan en los Pirineos y en el Norte y Este de Europa), se desarrolla en umbría, en una zona de unas 400 hectáreas de la Sierra del Pinar situada entre 1.000 y 1.500 metros sobre el nivel del mar.

Esta joya botánica es uno de los múltiples atractivos que encierra este espacio protegido.

El Parque Natural de la Sierra de Grazalema es una de las extensiones de mayor valor ecológico de Andalucía. Declarado en 1977 Reserva de la Biosfera por la UNESCO, se extiende por trece términos municipales, de los que ocho son de la zona nordeste de la provincia de Cádiz (Benaocaz, El Bosque, El Gastor, Grazalema con su pedanía Benamahoma, Prado del Rey, Ubrique, Villaluenga del Rosario y Zahara de la Sierra) y cinco del sector occidental de la de Málaga (Benaoján, Cortes de la Frontera, Jimera de Líbar, Montejaque y Ronda).

De una superficie de 51.695 hectáreas, el Parque está a una altitud sobre el nivel del mar que oscila entre los 250 y los 1.654 metros.Muchas personas se sorprenden al saber que el interior del Parque alcanza la media pluviométrica más elevada de España (2.200 litros por metro cuadrado en el municipio de Grazalema, que está a 823 metros de altitud, y hasta 4.000 litros en las cimas).

La causa de este sorprendente dato radica en su microclima especial, originado por la descarga del agua que se condensa al enfriarse por elevación los vientos húmedos procedentes del Atlántico tras chocar con estas montañas.

Una imagen también llamativa de estos parajes del Sur peninsular es la nieve que cada invierno cubre de blanco los puntos más altos (el Pico del Torreón de la Sierra del Pinar, de 1.654 metros de altitud; el Puerto de las Palomas, de 1.357, y el Puerto del Boyar, de 1.103).

En medio de una vegetación mediterránea, con alcornoques, encinas, quejigos y bosques de ribera, y una fauna en la que destacan la cabra montés, el ciervo y el corzo, junto con depredadores como el meloncillo, la nutria común, el zorro y la jineta, y rapaces como el buitre común, el alimoche, el águila pescadora y el águila real, este Parque alberga unos parajes insólitos especialmente protegidos dado su alto valor naturalístico.

Éstos se encuentran en el área de reserva, que ocupa unas 3.000 hectáreas y en la que se encuentra el bosque de pinsapos y donde tiene su hábitat una de las mayores colonias de buitres leonados de Europa.

El acceso a esta zona de especial protección se reserva, en general, a científicos, educadores y escolares.

También se permiten aquí las actividades turísticas y recreativas pero siempre bajo estrictos controles.

Son cuatro los senderos que conducen al área de reserva: los de El Torreón, Garganta Verde, Pinsapar y Llano del Revés.

Por los dos primeros puede acceder un máximo de 30 personas diarias, mientras que a través de los dos últimos se permite el paso a 60 personas al día, siempre previo permiso oficial que se concede en el Centro de Visitantes ubicado en el municipio de El Bosque.

Hay períodos, además, en que los visitantes autorizados están obligados a hacer su recorrido acompañados de guías oficiales: de enero a junio en la Garganta Verde (para evitar las molestias a los buitres en su época de nidificación y cría) y de junio a otoño en El Torreón, Pinsapar y Llano del Revés (para evitar los peligros de incendios).

Merecen ser visitados especialmente los parajes de la Gargante Verde por sus paredes totalmente verticales que se estrechan hasta llegar a la Ermita de la Garganta, poblada de formaciones milenarias de sugestivas formas coloreadas y cuyo cauce cae en cascada a varios metros de altura, y el Puerto de los Acebuches, desde el que se divisa una espléndida panorámica.

Fuera de este área de reserva resulta impresionante la Manga de Villaluenga, un corredor de seis kilómetros encajado entre altas montañas.


Son numerosas las rutas fijadas a través de las cuales pueden apreciarse los encantos del Parque Natural de la Sierra de Grazalema fuera del área de reserva. Cabe destacar la que une El Bosque con Benamahoma por el río Majaceite; los Llanos y Simas del Republicano, extrañas superficies llanas rodeadas de cotas de más de mil metros de altura situadas en el término de Villaluenga; la subida al Cao, cumbre de casi 1.400 metros que sirve de protección del pueblo de Benaocaz.; y el trayecto entre el cortijo de Líbar y Montejaque, entre otros muchos.

Recientemente, además, se ha señalizado la GR7 (Gran Ruta 7), que cruza el Parque por la antigua calzada romana de Ubrique a Benaocaz y continúa hacia el Norte.El Parque destaca también por sus cuevas y simas, donde se practica la espeleología.

Cabe mencionar las simas de Villaluenga y la del Cabo de Ronda, las cuevas del Hundidero (cerca de Montejaque) -verdadero complejo subterráneo que da entrada al río Gaduares, que discurre varios kilómetros bajo tierra hasta desembocar en el río Guadiaro a través de otra famosa cueva, la del Gato- y la Cueva de la Pileta (en el término de Benaoján), que recoge una de las muestras más destacadas de pintura prehistórica del país, conserva un grupo estalagmítico elevado en la llamada Sala del Castillo y posee en el Salón del Lago un acuífero de extraordinarias dimensiones.

Pese a todas las medidas de protección mencionadas, en el Parque se pueden practicar numerosas actividades recreativas: senderismo, escalada, rutas a caballo o bicicleta, espeleología, piragüismo, ala delta y parapente.

Para el recién llegado resulta conveniente informarse previamente en los puntos de recepción e interpretación de que dispone el Parque (en El Bosque, Cortes, Grazalema y Zahara) sobre los lugares que desee recorrer o las actividades que tenga intención de practicar

Y para conocer con mayor profundidad todos los atractivos de este territorio privilegiado es imprescindible acudir a sus museos y centros de visita.

Para grupos escolares son idóneas las dos Aulas de la Naturaleza con que cuenta el Parque (El Higuerón de Tavizna, en montes de propios de Ubrique dentro del término de Benaocaz, y Benaoján).Un centro de visita de interés en el que se aúnan la riqueza vegetal, el estudio de la Botánica y la práctica pedagógica lo constituye el Jardín Botánico "El Castillejo".

Instalado en el municipio de El Bosque, recoge muestras reales de las especies vegetales más representativas desarrolladas en los principales ecosistemas del Parque Natural de la Sierra de Grazalema.

La concepción de este centro de visita permite hacer recorridos de paseo mientras se contempla la variedad vegetal que se genera en este entorno protegido.

Su visita sirve asimismo para la puesta en práctica de planes educativos enfocados hacia la conservación de la flora, la recuperación de especies en peligro y la investigación.

Museos que ayudan a comprender la forma de vida tradicional en esta zona y su riqueza natural son el Museo del Agua de Benamahoma, el Ecomuseo Histórico de Benaocaz y el Museo de Costumbres Populares de El Gastor.

El primero de ellos, ubicado en un antiguo molino junto al río Majaceite, es un eficaz testimonio de los usos que el hombre de la Sierra gaditana ha dado al líquido elemento desde la prehistoria hasta nuestros días.

No hay que olvidar que esta comarca es cabecera de los cursos fluviales de la cuenca del Guadalete y lugar estratégico para la captación de recursos hídricos con los que se abastece a gran parte de la provincia de Cádiz.Bajo el lema "El hombre y la Sierra.

Un recorrido por la historia", el Ecomuseo Histórico de Benaocaz ofrece una idea contextualizada de los yacimientos de la Sierra dentro del conjunto peninsular con la localización de los 64 puntos concretos de la comarca donde han aparecido vestigios de épocas prehistóricas, y explica la importanca de la "frontera" cristiano-musulmana de esta zona en la Edad Media y, en la Edad Moderna, el señorío de las Siete Villas de la Casa de Arcos (de cuya repoblación se cumple este año precisamente el V centenario).

A la memoria del más famoso bandolero de la España de principios del siglo XIX, José María el Tempranillo, está dedicado el Museo de Usos y Costumbres Populares de El Gastor.

Ubicado junto al Ayuntamiento, en la casa de la que fue su novia y amante, este cuidado museo conserva el sabor de las edificaciones tradicionales andaluzas.

Este amplio habitáculo, de dos plantas, sirvió al Tempranillo de refugio y descanso.

Aquí pasaba largas temporadas, durante el tiempo en que hacía una pausa en su singular vida de correrías y persecuciones.

La Ruta Arqueológica de los Pueblos Blancos es el último periplo cultural de obligada visita para quienes acudan al Parque de Grazalema.

Esta zona cuenta con un rico conjunto de yacimientos datados desde la Prehistoria hasta la Edad Media.

Existe una ruta de construcciones megalíticas (entre las que cabe aludir al dolmen del Gigante en los límites de El Gastor y Ronda), otra de ciudades romanas (entre las que destacan 'Iptuci' en Prado del Rey y 'Ocuri' en Ubrique, junto con la calzada de Ubrique-Benaocaz y la de Villaluenga) y otra de la 'frontera' (como la Villa Medieval de Zahara de la Sierra).
Es un parque natural, que todavía no es nacional... pero poco le falta.
Le sobran las palabras y los honores, con ser como es, le sobra. Seguro.

No hay comentarios:

Google