Sierra Nevada

En el Sureste español, cabalgando entre las provincias de Almería y Granada nos encontramos con el impresionante macizo de Sierra Nevada; auténtica y grandiosa fortaleza natural, enclavada en el centro de la cordillera Penibética, de la que yergue como su más importante eslabón.

Ha sido el último enclave en sumarse a la red de Parques Nacionales españoles, con ello Sierra Nevada incorpora a esta los ecosistemas de alta montaña mediterránea, que hasta el momento no estaban representados.
Destacar que es el Parque Nacional más grande de España con la aportación de 86.208 ha. de 15 municipios de Almería y 29 de Granada.

La "Sierra del Sol", como la denominaban en la Edad Media, alberga un rico patrimonio cultural e histórico, en el que se solapan y enriquecen legados tartesos, romanos y visigodos, y ello, sin olvidar, claro está, la impronta del mundo árabe.
Son muchas las huellas que esta peculiar cultura ha dejado a su paso por estas tierras, desde sus costumbres hasta sus sofisticadas técnicas de regadío, cuyas acequias y regatos surcan las laderas recogiendo agua del deshielo y de escorrentía para ser aprovechada en usos y actividades tradicionales.
Sierra Nevada es en sí un elemento de identidad cultural para las gentes de estas tierras, cuyo interés viene a ser refrendado ahora por el legislador al declarar su conservación de interés general para la Nación.

Todas estas manifestaciones culturales se reflejan con toda su identidad en los núcleos de población que se ubican en su seno: unos sesenta municipios de las comarcas naturales del Marquesado del Zenete, el Valle de Lecrín, la Sierra Nevada Poniente, la cuenca del Río Nacimiento y La Alpujarra.

Pero si su patrimonio sociocultural resulta atractivo, el natural sobrepasa toda expectativa: la singularidad y riqueza florística de Sierra Nevada, su variedad de formaciones vegetales, espectacularidad paisajística e interés geomorfológico constituyen un patrimonio natural de incalculable valor científico, recreativo y educativo cuya conservación resulta evidente.
Sierra Nevada se declara como Parque Nacional en el año 1.999, si bien la necesidad de preservar este paisaje no había pasado hasta entonces desapercibida a la protección legal, ya en 1.986 fue declarada Reserva de la Biosfera por la Unesco y en 1.989 Parque Natural.

Esta protección legal trata de preservar los inestimables valores naturales, paisajísticos y socioculturales del macizo. Cascajales, piornales y borreguiles de las altas cumbres, así como los circos, valles, lagunas y depósitos morrénicos; valiosísimos bosques de robles melojos y encinas, los arenales dolomíticos del Trevenque y relictos bosques de ribera.

La gran altitud que alcanza Sierra Nevada, Mulhacén (3482 m.) y Veleta (3398 m.), cumbres más altas de la Península Ibérica, determina una gran diversidad climática y, por tanto, la presencia de una rica flora.
La cabra montés es la especie faunística más característica del parque, pero entre la fauna, también se observan invertebrados endémicos, lo que convierte a Sierra Nevada en uno de los enclaves geográficos con mayor número de formas de vida distintas del planeta...

La aridez y la fuerte insolación son los rasgos más característicos del clima de Sierra Nevada.
En Sierra Nevada se reúnen una serie de condiciones que determinan su gran diversidad climática: situación latitudinal, enorme amplitud altitudinal y compleja topografía.

Su posición tan meridional la hace bastante seca: en invierno las precipitaciones son en forma de nieve, mientras en verano (mayo a octubre) la pluviosidad es escasa.
El régimen de los vientos determina un máximo otoñal en la solana o vertiente sur (vientos del suroeste) y un máximo primaveral en la umbría o vertiente norte (vientos de dirección norte y noroeste).

La gran amplitud altitudinal determina un aumento de la insolación conforme ascendemos, dando lugar a fuertes oscilaciones térmicas: por encima del Puerto de La Ragua, las medias se sitúan entre los 4 y 8 ºC, por debajo, hasta los 1.400 m. aproximadamente, entre 8 y 13 ºC y más abajo, entre 13 y 16 ºC, siendo la vertiente norte más fría que la vertiente sur.

Por último cabe destacar las especiales condiciones microclimáticas que se crean en los valles y barrancos, dependiendo de su exposición al sol.El Puerto de la Ragua forma parte del manto Nevado-Filábride, que constituye el núcleo central del macizo de Sierra Nevada.
Esta sierra surgió en la orogenia alpina del Terciario, hace unos 40 millones de años aproximadamente, aflorando materiales paleozoicos que han dado lugar a rocas metamórficas de naturaleza silícea, micaesquistos y cuarcitas principalmente, conocidas como lastras. Rocas ultrabásicas y serpentinitas, menos abundantes, afloran en el Cerro del Almirez.


Relacionados con estos materiales existen numerosos yacimientos de hierro, hoy abandonados, el más importante a nivel nacional lo constituyen las famosas minas de Alquife.


Al sur del macizo y en el límite del mapa, aparecen materiales Alpujárrides, filitas y calizas del Triásico.



En la zona norte y coincidiendo con el fondo de los valles, donde se sitúan los pueblos del Marquesado, aparecen materiales de origen Neógeno y Cuaternario.

Son margas, arcillas, areniscas y conglomerados entre otros, que se han depositado, tras la orogenia alpina que levanto todas estas sierras, en una gran cuenca sedimentaria, la Hoya de Guadix-Baza. En estos lugares, donde el agua no percola bien, evaporándose fácilmente, se desarrolla una vegetación pobre, lo que provoca importantes pérdidas de suelo por erosión.


En relación a la hidrogeología, aún siendo las precipitaciones escasas, la nieve de las altas cumbres alimenta, durante el deshielo, a los numerosos barrancos que descienden por ambas vertientes. Aunque los esquistos son materiales impermeables, su alto grado de fracturación y alteración permite que el agua filtrada alimente a pequeños acuíferos, aflorando más abajo en manantiales, lo cual está muy relacionado con el sistema de aprovechamiento de agua mediante acequias.Aquí se alza la montaña más alta de la Península, el Mulhacén, con 3.482 m, y otras 14 cumbres que superan los tres mil, como el Veleta (3.398 m.), la Alcazaba (3.366 m.), o el Picón de Jeres (3.088 m.). El Puerto de La Ragua, paso natural esta vigilado por el Chullo (2.608 m.) y el Morrón del Hornillo (2.375 m.).
Al recorrer estos parajes, observamos las suaves lomas que caracterizan a esta sierra silícea, a diferencia del relieve tan agreste de las sierras calizas.


Entre estas lomas que miran al sur se excavan profundos barrancos, en un intento de llegar hasta el mar, no así los de la cara norte, que forman valles más abiertos y menos profundos, que terminan en una altiplanicie, la Depresión de Guadix-Baza, a unos 1.000 m. sobre el nivel del mar.



La monotonía de este suave relieve se rompe en determinados lugares, donde se producen afloramientos rocosos o peñones, como los de la Cuerda de Fuente Fría o el Chullo, tajos y cascajales, estos al pie del Morrón del Mediodía y el Cerro del Almirez, producto del modelado periglacial que sigue actuando a estas altitudes.


En la actualidad está ausente el modelado glacial que, sin embargo, ha dejado sus huellas en algunos relieves claramente visibles: valles en "U", circos, lagunas, morrenas laterales y crestas, presentes en la parte occidental de las altas cumbres.



La Laguna Seca, situada al noreste del Chullo, no se describe, sin embargo, como una laguna típicamente glacial, como la mayoría de Sierra Nevada, que se formaron por la acción del avance del hielo, aunque este ha debido tener una gran importancia en su formación..


Variedad y riqueza son, sin duda, los mejores calificativos que pueden definir la flora de Sierra Nevada, con más de 2.000 especies vegetales, de las 8.000 que componen la flora española, lo que representa una cuarta parte.



Pero, es la singularidad lo que más caracteriza a la flora del macizo, al albergar al menos 66 endemismos locales o especies exclusivas, como la emblemática estrella de las nieves.


En el entorno del Puerto de la Ragua, son los pinares de repoblación de pino silvestre y un matorral almohadillado y espinoso, el piornal, la vegetación dominante, con la presencia de un endemismo bético, el piorno amarillo y exclusivo como la Centaurea pulvinata (Blanca) o la Draba hispanica. ssp. laderoi.


Junto a estos, los enebros y las sabinas, constituyen importantes formaciones junto al Cerro del Almirez.


Por debajo del dominio del piornal, y en las solanas aparecen bosques de encinas, algunos muy bien conservados, como el de Bayárcal.


Hermosos castaños crecen en zonas con alta humedad edáfica, como barrancos, acequias y manantiales, formando masas bastante naturalizadas.


Algunos robles melojos existen todavía cerca del pueblo de Bayárcal, en una zona donde la rascavieja o carrasca nos indica que tuvo que existir, antaño, un bosque.



Los bosques de ribera son comunes en la zona, bordeando los cursos de agua que discurren por los barrancos. Choperas, saucedas, alisedas y fresnedas forman estas comunidades, generalmente acompañadas de una orla espinosa de zarzas, escaramujos, agracejos y majuelos.


A mayores altitudes, son los cascajales (acumulaciones de piedras), junto a los roquedos y borreguiles (pastizales húmedos de alta montaña), los que albergan la mayoría de las especies endémicas.

La violeta de Sierra Nevada, que vive en los canchales, bien adaptada al continuo desplazamiento de las lajas, la manzanilla de la sierra, presente en pedregales y roquedos, y la estrella de las nieves, cubriendo los borreguiles.



En las proximidades a los núcleos rurales, la vegetación natural ha sido sustituida por cultivos de secano (cereales, vid y almendros) y de regadío (cerezos, manzanos y nogales), con especial importancia estos últimos en la Alpujarra.

La aridez y escasa pluviosidad que marcan la climatología de este macizo montañoso, le confieren un carácter estepárico, que condiciona, sin duda, el tipo de fauna que aquí habita.


A menores altitudes y en el dominio del bosque, sea encinar, robledal o pinar, aparecen especies muy similares. Dentro del grupo de las aves destacan los pinzones, carboneros (garrapinos y común), palomas torcaces, arrendajos y el mirlo común.

Durante el estío se suman especies como los mosquiteros y las currucas. En los claros vive la lagartija colilarga, el lagarto ocelado, la culebra de escalera y la culebra lisa.

Zorros, jabalíes, tejones, comadrejas, ginetas y gatos monteses constituyen el grupo de los mamíferos que habitan estos bosques, difíciles de observar, sin embargo, por sus costumbres nocturnas, a excepción del zorro y el jabalí.

La fauna de insectos es, por otra parte muy variada y abundante.


Los bosques de ribera albergan una fauna muy variada: el martín pescador, el mirlo acuático y las lavanderas, entre las aves. En el mismo lecho del río viven la culebra viperina, la rana común y la rata de agua, y una rica comunidad de insectos, que se refugian bajo las piedras. La trucha autóctona habita, todavía, algunos de estos ríos, encontrándose en la cabecera, donde las aguas son más frías.


En el dominio del piornal la fauna es claramente estepárica: la collalba negra, la alondra común, la perdiz, el colirrojo tizón y la tarabilla común constituyen la avifauna.

Los reptiles solo están representados por la víbora hocicuda y la lagartija ibérica, la más alpina de las lagartijas.



Es, curiosamente, la alta montaña la que acoge las especies faunísticas más particulares de Sierra Nevada.

Entre las aves el acentor alpino, presente todo el año, la collalba gris, la alondra común, la perdiz, que llega hasta los 3000 metros y el aguila real.

En las zona rocosas, el roquero rojo y las chovas piquirrojas, que se desplazan en bandadas. Entre los mamíferos destacan, la cabra montés, los topillos (común y nival) y el atrevido zorro.



Los insectos forman el grupo más interesante, con más de 100 endemismos, destacando por su riqueza y variedad los coleópteros o escarabajos, que viven entre el matorral, adoptando un aspecto poco llamativo (color negro y cuerpo rechoncho), debido a su adaptación a la alta insolación y a los fuertes vientos.

A este grupo hay que añadir el de las hormigas y, por supuesto, el de las mariposas, representadas por un gran número de especies, como los endemismos Parnasius. apollo subsp. nevadensis y Erebia hispanica.



En este parque nacional encontrarás de todo, diversión, naturaleza, vida, sol, paseo, sonrisas, nieve, flores, relajación, abrazos, montaña, mar, una ciudad increible Granada, unos pueblos amables.... y un paisaje inolvidable.

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