La Primera referencia conocida de Las Tablas de Daimiel está en el "Libro de la Caza" del Infante don Juan Manuel hacia el 1325 quien las describe como lugar muy propio para la caza y donde afirma que su pertenencia corresponde a la Orden de Calatrava.
De las Tablas se habla también en las "Relaciones Topográficas", mandadas hacer por Felipe II en 1575, el cual las visitó, y tan satisfecho quedó de las condiciones de este lugar, que ordenó que se guardase muy bien.
En las Tablas cazó también el General Prim en el año 1870, y el rey Alfonso XII, en el 1875, y en general todos los personajes de cierta importancia o relevancia nacional que han compartido el gusto por la caza.
Gran parte de la fama que las Tablas adquieren como magnífico lugar de caza, sobre todo a partir de mediados del siglo XIX, se debe a la divulgación que de ellas hace el valenciano Don Francisco Marti de Veses, que impulsa la Sociedad de Cazadores.Julián Settier, gran enamorado de las tablas, dejó en su libro: "Caza menor, anécdotas y recuerdos", las páginas mas bellas que sobre las Tablas se han escrito.
Su lectura es obligada para quien quiera profundizar en el conocimiento íntimo de las Tablas. En él nos habla de la dinastía de los Escuderos, que han dado varias generaciones de "charqueros", pescadores de las charcas, de los cazadores, pescadores, cangrejeros, sanguijueleros, masegueros, y en definitiva de todo un rico caudal humano, que ordenaba su vida entorno a estas lagunas.
No podemos dejar de mencionar la labor propagandística que de la Tablas realizo también el tristemente fallecido Felix Rodríguez de la Fuente, a través de su serie televisiva: "El Hombre y la Tierra", con la que dio a conocer a todos los españoles la riqueza de la flora y la fauna de este paraje.A partir de la segunda mitad de los años 60 comienzan malos tiempos para Las Tablas.
La canalización de los ríos, y la sobreexplotación de acuífero hacen agonizar el parque.
A partir de la segunda mitad de los años 60 comienzan malos tiempos para las Tablas. Por un lado se aceleran las obras de canalización de los ríos manchegos, lo que incluye la desecación de la zona mediante el drenaje y la canalización del río Guadiana y sus afluentes.
Por otro lado se comienza con la explotación de los recursos hídricos del subsuelo, en favor del cultivo de grandes extensiones de regadío.
El campesino manchego entra en una espiral de vértigo para conseguir el preciado liquido; cada vez se dedica más tierra al regadío, lo que implica sondeos más profundos, lo que hace bajar aún mas las aguas.
En pocos años el Guadiana queda definitivamente seco, y se produce un desastre ecológico y geológico de grandes magnitudes.
Una de sus expresiones externas fue el de la combustión de la turba constituida por los restos vegetales acumulados durante siglos y que, al dejar de estar encharcados comenzaban a arder, bien de forma espontánea, bien inducidos por incendios en las tierras colindantes.
La turba arde sin llama, internamente, con profusión de vapores que salen a través de las grietas del terreno.
La gran cantidad de agua caída durante los años 1996 y 1997 ha hecho que de nuevo puedan verse paisajes casi olvidados.
Los años 1996 y 1997 traen de nuevo la esperanza al Parque Nacional, que gracias a las abundantes precipitaciones están de nuevo al cien por cien de su capacidad.
Renace de nuevo la esperanza; pero ahora hay que demostrar si hemos aprendido la lección que nos dio el agua, pues este optimismo hay que tomarlo con precaución.
El nombre dado a este paraje: "Las Tablas", no es caprichoso, sino que responde al nombre de un ecosistema, en otros tiempos muy extendido en la llanura central de la Península Ibérica, y especialmente en La Mancha, y del que lamentablemente sólo queda este resquicio.
Las tablas fluviales son desbordamientos de los ríos en sus tramos medios, que provocan grandes encharcamientos, debido a la escasez de desniveles en el terreno.
Su carácter especial viene dado por su formación en la confluencia de los ríos Guadiana (permanente de aguas dulces) y Cigüela (estacional, de aguas salobres).
Esta característica hace de las Tablas de Daimiel un ecosistema singular, único en su genero, proporcionando una gran diversidad ecológica.
Bajo la superficie, una inmensa esponja de piedra, denominada acuífero 23, originada por el fenómeno natural del Karst: descomposición primero de la roca caliza al infiltrarse el agua aportada por la lluvia y posterior ocupación de los intersticios de la piedra por el agua, en un proceso de millones de años de duración.
Situado entre los términos municipales de Daimiel (1.582 has.), y Villarrubia de los Ojos (346 has.) en la Provincia de Ciudad Real, en pleno centro de La Mancha, se encuentra este pequeño oasis.
Las Tablas de Daimiel es el más pequeño de los Parques Nacionales (con una zona de protección de 5.410 has.), y al mismo tiempo el mayor masegar de Europa Occidental.
El entorno de las tablas ha ido cambiando en los últimos años fruto de la evolución económica de la comarca, que ha llevado prácticamente a la desaparición de los ricos encinares y pastizales de otros tiempos, en favor de una agricultura de regadío en la que predominan los cereales y viñedos, y que resumen, de un sólo golpe de vista, la sobreexplotación del acuífero.
En cuanto a la vegetación propia de Parque, destaca principalmente la masiega y el carrizo, así como las eneas.
En la parte más superficial de los tablares se asienta la masiega (Cladium mariscus), especie de hojas afiladas, que prefiere las aguas salobres del Cigüela; por lo que es más fácil encontrarla en la zona norte del Parque, donde vierte este río, y en el centro de las Tablas.
Destaca por sus cañas altas y plumeros superiores. Abunda las altas herbáceas como el carrizo (Phragmites australis), que en las zonas más hundidas comparte espacio con las eneas (Typha domingensis), formando manchas de extensión irregular en la superficie del tablar.
El carrizo se adapta con gran facilidad a los cambios ambientales, y tiene gran poder colonizador, por lo que en los últimos años ha ido ganando terreno a la masiega.
También pueden observarse, aunque en menor número, zarzales, rosales silvestres, y juncales (de donde se saca el junco churrero), que junto con la grama común ocupan los suelos húmedos no salinos.
En las zonas más salinas algunas especies, halófilas, se han adaptado a las condiciones extremas de la sequía y encharcamiento, según el período.
Entre ellas destacan la Sosa (planta de hojas carnosas), el Limonium, y el Albardín (Gramínea de buena altura que se reconoce fácilmente por las vainas). Todas ellas forman un paisaje característico que se denomina saladar.
El elemento vegetal de mayor interés ecológico es, sin embargo, el de las comunidades acuáticas, que sirve de alimento a las aves y especies acuáticas, además de cobertura a las larvas de los insectos y anfibios.
Estas especies vegetales son diferentes dependiendo de la composición mineral de las aguas y de la velocidad de la corriente.
Así en las aguas tranquilas y someras es fácil encontrar praderas de chara, la ova más común. En las aguas del Guadiana, de mayor corriente, hay otras clases de ovas, y largas madejas de algas. La jopozorra enraiza en el fondo de las aguas remansadas y crece hasta la superficie.
Los ranúnculos forman grandes comunidades que en primavera florecen cubriendo de flores blancas las láminas de agua.
La única especia arbórea del interior del Parque es el taray (Tamarix), también llamado taraje, o tamarisco; lo que en realidad, más que árbol, puede considerarse como un arbusto, debido a su poco porte.
Es de la familia de las tamaricáceas, y se caracteriza por sus tortuosas ramificaciones, que llegan ha enraizar en el suelo.
Tienen ramas mimbreñas de corteza rojiza; hojas glaucas, menudas, abrazadoras en la base, elípticas y con punta aguda; flores pequeñas, globosas, en espigas laterales, con cáliz encarnado y pétalos blancos.La fama de las Tablas de Daimiel , se debe sobre todo a su avifauna.
Muchas familias de palmípedas y zancudas habitan aquí, pasan temporadas o hacen un alto en las tablas en sus migraciones. La anátida más común es el ánade real, que se reproduce y vive en el parque de modo sedentario.
El pato colorado permanece en lagunas permanentes y profundas, donde puede asegurarse el alimento. Al ánade silbón, aunque prefiere las aguas costeras, se le puede observar en invierno, y sobrevolando los cielos manchegos en los pasos de marzo y octubre.
El porrón común puede verse a lo largo de todo el año, y algo más difícil de observar es el ánade urbano, que sólo sale de noche.La cerceta común por el contrario, puede encontrarse en cualquier laguna.
Prefiere las aguas someras, y es junto al pato cuchara, el más abundante de los patos invernantes. La cerceta pardilla es característica por su plumaje marrón con manchas oscuras. El ánade friso esta presente durante todo el año. No faltan las fochas y pollas de agua.
También se pueden divisar otras especies relativamente escasas en la península ibérica como el tarro blanco, el porrón moñudo o la malvasía.
Y aves marinas como el fumarel blanco, la gaviota reidora y la gaviota sombría. Avefrías (muy común en invierno), la garza imperial, la avoceta, el archivero común, el combatiente, la garcheriza común; todos ellos estrechamente vigilados por el aguilucho lagunero. La cigüeñola, el chorlito y el andarríos tampoco escasean.
Entre los reptiles, destacan las culebras de agua, culebra viperina, la culebra de collar, la culebra de escalera y la culebra bastarda; es relativamente abundante el lagarto ocelado y la lagartija colilarga.
La fauna piscícola ha sido quizás una de las más afectada como consecuencia de las desecaciones. De inmediato se redujeron visiblemente las poblaciones de carpas, barbos, lucios, etc.
Igual suerte corrieron los anfibios como el sapo común y el corredor, la rana común y la de San Antonio, característica esta última por su llamativo color verde, adornado en el lomo con franjas blancas y negras.
Tampoco fueron buenos tiempos para los gallipatos, tritones y salamandras, diezmados estos últimos en un primer lugar por el lucio y después por el cangrejo procambarus (vulgarmente "americano"), verdadero azote de las aguas encharcadizas.
La abundancia de la fauna acuática permitía la presencia de algunas especies de mamíferos como la nutria, la rata de agua, etc.
Y ya en terreno firme el jabalí, el zorro, el turón y la comadreja.
Hay muchos más animales sueltos por el parque, pero suelen ser de la especie humana... por lo que se han tenido que construir varios senderos para que no "pises por donde te apetezca"...
Existen tres recorridos distintos... uno para ir al bosque de los Talays... otro, a la zona de mayor riqueza de aves con algunas cabañas para analizar las aves con prismáticos sin que las molestes y otro a la parte más alta del parque...así... el parque se puede mantener "un poco al margen" de esos animales que realmente son los que no están en el ciclo de la vida natural. ´
Todos tenemos algún conocido que es realmente es uno de estos animales de calaña especial de la raza humana y tienes que estar sujetándolo contínuamente. ... indicándole en cada recodo..."No cogas esto. No pises ahí. No tires la botella. No fumes aquí... etc."
En fin, menos mal que poco a poco "esta especie", también está cambiando últimamente. Esperamos que podamos mantener nuestra naturaleza lo más "natural" posible.
Animaros a pasear por este parque que aunque pequeño es una auténtica joya.
3 comentarios:
Exraordinario el blog, rico en información y en imagenes. Enhorabuena. Siga así.
Un abrazo desde Granada.
Kiki.
HOLA SOY DE SEVILLA Y LA VERDAD ESTA MUY BIEN EL PARQUE Y LAS TABLAS DE DAIMIEL Y MUY BIEN CONSERVADO, EN QUE EPOCA DEL AÑO SE PUEDE VISITAR...
es el mejor parque de españa!
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